15 Jan 2019
Un día como hoy, el 15 de enero 1919 en Alemania, el canciller socialdemócrata alemán, Friedrich Ebert, asesinó a dos grandes figuras de la Revolución Alemana: a Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht, porque encabezaron, mediante la organización revolucionaria “ESPARTACO”, la rebelión heroica de los obreros alemanes contra el traidor de la clase obrera, el socialdemócrata Friedrich Ebert y la plutocracia alemana.
Rosa Luxemburgo fue asesinada y luego su cuerpo fue lanzado a un río de Berlín. Karl Liebknecht fue ejecutado con una bala en la cabeza.
La clase obrera mundial, desde 1919 hasta hoy en día, rinde homenaje a los muertos heroicos que dieron su vida a la Revolución Alemana y condena al canciller Friedrich Ebert que dio la orden al ministro de defensa Gustav Noske que no dudó en ejecutarla.
Para la FSM y el movimiento sindical obrero de clase, Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht vivirán para siempre. Del mismo modo que el canciller reformista y asesino Friedrich Ebert merecerá nuestro desdén, puesto que con su accionar contrarrevolucionario allanó el camino a Hitler. Por muchos esfuerzos que hagan los reformistas contemporáneos de la Fundación Friedrich Ebert (FES), no pueden deshacerse de la deshonra. Porque, en la actualidad también, sus metas son las mismas: sembrar el reformismo entre los y las trabajadoras, corromper a sindicalistas e impulsar la teoría socialdemócrata del rescate del capitalismo y de la explotación.
Nuestro deber es enseñar y ser enseñados por la historia, desenmascarar, hoy también, el papel sucio de la Fundación Friedrich Ebert. Esto es lo que impone el interés de la clase obrera mundial.
El Secretariado
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